El objetivo de los profesionales de TI es mantener la tecnología de la empresa funcionando como un reloj: sin fallas, sin preocupaciones de seguridad y sin dudas sobre si los dispositivos pueden funcionar como deben. El enfoque debería estar en proyectos proactivos, no en atender urgencias causadas por problemas de los usuarios. Además, saber que hay empleados que lidian en silencio con fallas tecnológicas (y que evitan enviar un ticket porque creen que el problema desaparecerá solo) resulta frustrante, tanto para ellos como para los equipos de TI.
En el mundo ideal, los dispositivos se mantendrían en perfecto estado con poca o ninguna intervención. Pero todos sabemos que no es así de simple. Por eso contar con las herramientas adecuadas es fundamental: la visibilidad remota de los dispositivos para detectar problemas ocultos, el diagnóstico avanzado para identificar rápidamente las causas raíz y las automatizaciones para resolver los fallos con agilidad permiten que los equipos de TI ofrezcan una experiencia digital sin fricciones a todo el personal.